sábado, 18 de agosto de 2012

LEONARDO Y LA ÚLTIMA CENA

FUENTE: DIARIO "EL PAÍS"


Rafael se coló en su fresco tal vez más famoso, La escuela de Atenas. El maestro de Urbino aparece a la derecha, con un gorro negro, mirando hacia el espectador. Y Miguel Ángel también figura en su obra maestra, El juicio universal de la Capilla Sixtina, aunque solo sea en una piel desecha y deformada. En el fondo, dejar algo más que una firma para la eternidad era una opción frecuente y a la vez tentadora para los grandes creadores. Tanto que, según sugiere el estudioso Ross King, el propio Leonardo da Vinci también cayó presa del narcisismo: el británico sostiene que el maestro toscano se autorretrató en La última cena.
King, eso sí, insiste desde el principio en que la suya no es una “certeza categórica”, sino “una posibilidad”. Su castillo argumental se edifica principalmente sobre un fundamento algo sutil: un poema de aquel entonces de Gaspare Visconti. En sus versos, el hombre en cuestión se reía de un artista que tenía la costumbre de autorretratarse en sus cuadros. “Visconti y Da Vinci eran amigos, se conocían bastante bien. Y la broma solo tenía sentido y podía ser comprendida si referida a un pintor muy conocido”, cuenta King.
'La última cena', de Leonardo da Vinci. FUENTE: "EL PAÍS"

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