FUENTE: DIARIO "EL PAÍS"
La irreverencia convertida en hipérbole del absurdo y la mala educación se ha democratizado de tal manera gracias a la televisión que cualquier voz más alta que otra se confunde primero con un esperpento catódico que con argumento de autoridad. Antes de que la pantalla contaminara la idea de tertulia y tertuliano, existían, y algo queda, unos espacios donde se disfrutaba de la conversación, se aplaudía el sentido de la crítica y no se consideraban escandalosos el libre pensamiento o las ideas irreverentes. Los cafés y salones literarios, “espacios de civilidad”, en palabras del sociólogo y politólogo José Vidal-Beneyto, que tienen su origen en la Francia del siglo XVII, trasladaron la palabra de los palacios a la calle, sin perder un ripio de excelencia. Los cafés históricos(Cátedra) de Antonio Bonet Correa repasa estos puntos de encuentro, casi de manera enciclopédica, como un manual estilístico y geográfico.
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PASEO POR LOS CAFÉS LITERARIOS
La irreverencia convertida en hipérbole del absurdo y la mala educación se ha democratizado de tal manera gracias a la televisión que cualquier voz más alta que otra se confunde primero con un esperpento catódico que con argumento de autoridad. Antes de que la pantalla contaminara la idea de tertulia y tertuliano, existían, y algo queda, unos espacios donde se disfrutaba de la conversación, se aplaudía el sentido de la crítica y no se consideraban escandalosos el libre pensamiento o las ideas irreverentes. Los cafés y salones literarios, “espacios de civilidad”, en palabras del sociólogo y politólogo José Vidal-Beneyto, que tienen su origen en la Francia del siglo XVII, trasladaron la palabra de los palacios a la calle, sin perder un ripio de excelencia. Los cafés históricos(Cátedra) de Antonio Bonet Correa repasa estos puntos de encuentro, casi de manera enciclopédica, como un manual estilístico y geográfico.
Mujeres en una terraza de café, hacia 1925 (Francia). FUENTE: "EL PAÍS" |
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