FUENTE: DIARIO "EL PAÍS"
A veces los tesoros se encuentran pero no se ven. Están ahí, justo delante de las narices, camuflados por la obviedad. Hay tesoros efímeros, que pueden desaparecer sin ser vistos y, como los cometas, quién sabe cuándo volverán a pasar, si pasan… Hay tesoros que tienen la forma de la oportunidad.
Madrid está ahora llena de esas joyas que cualquiera se puede perder. Se encuentran casi por todas partes. Se anuncian con carteles y banderolas en sus calles principales y se cuelgan de las paredes de los mejores museos de la ciudad. Sí: las obras de Rafael, Murillo y la Gioconda (de regreso de París) en el Museo del Prado; las pinturas desoladoras de Edward Hopper y los mil personajes del Paraiso de Tintoretto en el MuseoThyssen, la orgía de color y formas simples de Ernst Ludwig Kirchner en la Fundación Mapfre; las delirantes acuarelas de William Blake en Caixaforum; la primera retrospectiva de “uno de los artistas clave” del momento, James Coleman, en el Museo de Arte Reina Sofía junto a otro gran artista político, Hans Haacke… Grandes maestros de todos los tiempos y grandes obras conformando una ocasión única. Puede que no haya otra vez. Casi seguro que no habrá otra vez.
Una de las piezas del tríptico de Ernst Ludwig Kirchner que puede verse por primera vez completo en la Fundación Mapfre. FUENTE: "EL PAÍS" |
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